La fuerza del engaño

Para la gente con baja autoestima, la búsqueda de logros espirituales puede ser una forma de tortura emocional.

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Yehudit Channen

Posteado en 18.03.21

¿Alguna vez te encontraste con la mala inclinación religiosa? Ella se disfraza de ropa religiosa y te engaña, haciéndote pensar que sus motivaciones son puras. Pero no lo son.

 

Su mensaje es que necesitas ser más de lo que eres pero no está basada en el amor ni en un verdadero interés por tu progreso. Lo que quiere es sabotear tu emuná.

 

Para la gente con baja autoestima, la búsqueda de logros espirituales puede ser una forma de tortura emocional.

 

Conocí mujeres que hacían de su visita mensual a la mikve una pesadilla de preocupación y dudas. ¿Cómo pueden estar SEGURAS de que hicieron todo bien, de que no pasaron por alto ningún detalle? Estas mujeres no logran aceptar que todo fue kasher, que hicieron todo lo mejor que podían. A menudo estas mujeres vuelven a la mikve. Apenas llegan a casa encuentran algún detale que “no hicieron bien”.

 

El mundo de las yeshivot está lleno de hombres jóvenes que sufren de TOC (trastorno obsesivo compulsivo) y las halajot pueden resultar un tormento continuo. Hay algunos que se pasan una hora diciendo el Shemá. Y el lavado ritual de las manos puede estar plagado de dudas.

 

Mi marido, que enseña las leyes de kashrut, ha recibido llamadas frenéticas de gente que está tan segura de que hizo algo taref que no pueden aceptar el hecho de que no lo hicieron.

 

Una vez conocí a un padre joven que constantemente se preocupaba por el hecho de que no comía “por amor al Cielo”. Y se negaba a comer aunque sea un bocado hasta que no estuviera seguro de que lo hacía con la debida intención. Entre un bocado y otro se ponía a pensar si tal vez no estaba comiendo como un animal, sin pensar en Dios. El hombre era muy delgado y mientras todos los demás comensales disfrutaban de la cena y del rico postre, él se quedaba sentado, triste y deprimido, los ojos puestos en la Guemará, sin acabar todavía el primer plato.

 

Conocí a una joven que se sentía un fracaso si no rezaba tres veces al día si bien las mujeres no están obligadas a eso. Ella pensaba que estaba “decepcionando” a Hashem…

 

He oído a mujeres jóvenes y muy atareadas reprocharse a sí mismas por qué no tuvieron más invitados para Shabat, o no hicieron más actos de jesed o por qué compraron la jalá en vez de prepararla en casa.

 

¿Qué sentido tiene todo este sufrimiento innecesario, este tormento diario que la gente se impone sobre sí misma?

 

Ese es el trabajo de la “mala inclinación religiosa”, la fuerza del lado oscuro que nos quiere debilitar y sofocarnos con nuestra propia desesperación.

 

Toda esa gente que siente la necesidad de ser perfecta tiene buenas intenciones. Quieren hacer todo bien a fin de poder acercarse más a Hashem. Pero entonces ocurre precisamente lo contrario. Como están tan obsesionadas con la necesidad de evitar un error, sirven a Dios con nervios, con tensión y con dolor. Hacen las mitzvot por angustia, no por amor, y se juzgan con dureza sin poder nunca disfrutar de sus pequeñas victorias.

 

El resultado es tristeza y la sensación de falta de esperanza, de que nunca van a poder mejorar.

 

Y qué le pasa a la mala inclinación religiosa? Se gana un Oscar por su estelar desempeño en el rol de su más grande mentor, su más grande aliado y su coach espiritual.

 

Pero ella es un fraude y lo sabe. Es tu enemigo, no tu amigo. Y tienes que derrotarlo con emuná en ti mismo y en Hashem, y en el amor que Él tiene por ti. No se espera que seamos perfectos. Y por eso cada noche decimos en la plegaria antes de ir a dormir:

 

“He aquí que perdono a todo el que pecó contra mí (sí, la gente peca todos los días) y que sea Tu voluntad que no vuelva a pecar (sí, tú, dulce….).

 

Pero en caso de que volvamos a transgredir, mañana vamos a decir esta misma plegaria otra vez más. Porque somos humanos, no robots, ni ángeles, ni Dios.

 

Se nos recompensa por nuestros esfuerzos, pero los resultados dependen de Hashem. Se supone que debemos elegir la vida. Y se supone que debemos ser felices. Los caminos de la Torá son dulces y agradables. Si no lo son, entonces estás viviendo una fantasía. Estás escuchando la voz de la traición y tienes que acordarte de que la mala inclinación religiosa es simplemente un apodo del diablo disfrazado.

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