El precio de la reconciliación

Cuando alguien nos pide perdón, tenemos que perdonarlo con todo el corazón y decirle: “Te perdono”.

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 16.03.21

Cuando alguien nos pide perdón, tenemos que perdonarlo con todo el corazón y decirle: “Te perdono”. No basta con decir “Está bien, no hay problema” o “No te preocupes, no me sentí insultado”. El agresor debe pedir humildemente que la víctima le diga “Te perdono”, porque el habla posee un poder tremendo y estas son las palabras adecuadas para expresar perdón.

 

Hubo un gran tzadik que vivió en la generación de Rabí Yejezkel Landau, el famoso “Nodá BeYehuda”, llamado así por su libro. Ese tzadik se llamaba David Braja y él tenía un hijo que estaba a punto de casarse. Rabí David estaba lejos de donde iba a celebrarse la boda así que contrató a un carruaje con tres caballos para llegar a tiempo. En el viaje, se dio cuenta de que no iban a velocidad suficiente como había pensado y se preocupó de no llegar a tiempo para la ceremonia, así que perdió la paciencia y le gritó al chofer: “¡Por favor, chofer! ¿Acaso no sabe conducir?”.

 

El chofer se quedó perplejo. Él tenía mucho respeto por el rabino, así que no le respondió. Al final, llegaron a la boda a tiempo y, en efecto, todos los estaban esperando. El rabino le pagó al chofer, se bajó del carruaje y fue caminando a la jupá. Después de la boda, preguntó: ¿Dónde está el chofer? Pero el chofer se había ido apenas el rabino le había pagado. El rabino pidió un carruaje con caballos rápidos para poder alcanzar al chofer que lo había llevado a la boda.

 

Los participantes de la boda, muy sorprendidos, le preguntaron: “¿Y qué va a pasar con la comida festiva y la mitzvá de alegrar a los novios?”.

 

“Todo eso es de segunda prioridad. Tengo que alcanzar al chofer. La pareja ya se casó….”. Rabí David se subió al carruaje y desapareció rápidamente en el horizonte. A las dos horas, alcanzó al primer chofer. “Señor, lo vengo persiguiendo para pedirle perdón por la forma terrible en la que le hablé y lo humillé”.

 

El chofer dijo: “Jamás lo voy a perdonar por la forma en que me insultó. ¿Usted es un rabino?”.

 

Con ojos suplicantes, el rabino le pidió: “Por favor, le ruego que me perdone. Le pagaré lo que me pida”.

 

“No”, dijo el chofer. “Olvídese. Jamás lo perdonaré”.

 

“Le daré todo mi dinero!”, imploró el rabino.

 

“Lo lamento, ni por todo el dinero del mundo”.

 

“Entonces ¿qué es lo que quiere que haga?”, le preguntó.

 

“Si realmente quiere que lo perdone, entonces prométame la mitad de su lugar en el mundo venidero”.

 

“¡De acuerdo!”.

 

“Escríbalo”, dijo el chofer. Así lo hizo el rabino y entonces el chofer lo perdonó y se calmó.

 

Hasta tal punto los tzadikim tratan de reconciliarse con aquellos a los que les causaron algún daño.

 

Y si no queremos pagar un precio tan alto, entonces debemos tener mucho cuidado de no insultarlos en primer lugar. Que Hashem nos ayude a alegrar a los demás!

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1. alquiler coche sin chofer Mojacar

1/25/2022

Acostumbro cada tarde buscar articulos para pasar un buen momento leyendo y de esta forma me he tropezado vuestro articulo. La verdad me ha gustado el post y pienso volver para seguir pasando buenos ratos.
Saludos

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