¿Qué pasa con mi bendición?

“Jaime” llegó a Bnei Brak en busca de la bendición del Rebe. Había estado casado durante casi diez años y todavía no había podido tener hijos

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 16.03.21

El Gran Rabino Moshe Yehoshua Hager de Vizhnitz, de bendita memoria, se fue de este mundo físico en el 2012 a la edad de 96 años. Conocido como el “Yeshuat Moshe”, el Rebe emanaba bondad y santidad. Era una persona dulce y suave, pero un león en lo que refiere a servir a Hashem. Sus bendiciones eran “puro efectivo” así que muchísima gente iba a verlo en busca de salvación.

 

“Jaime” llegó a Bnei Brak en busca de la bendición del Rebe. Había estado casado durante casi diez años y todavía no había podido tener hijos. Jaime se dirigió al estudio del Rebe en el barrio de Kiriat Vizhnitz y esperó con paciencia que llegara su turno para ver al venerado Rebe, que por esa época ya había pasado los ochenta.

 

“Rebe, necesito su bendición. Mi esposa y yo aparentemente somos personas sanas pero todavía no tenemos hijos. Hace ya casi diez años que nos casamos”.

 

El Rebe sonrió su sonrisa inolvidable y tan cálida, y en los ojos se advertía una chispa de optimismo, como sintiendo que el problema de Jaime no continuaría mucho tiempo más. “Hoy a la noche voy a asistir a una boda aquí en Bnei Brak. Y allí habrá una bendición especial para ti”.

 

Jaim estaba deleitado. Se fue de estudio del Rebe, comió algo y decidió pasar las horas siguientes en una de las salas de estudio locales estudiando Guemará, hasta que llegara la hora de la ceremonia nupcial.

 

El Rebe tenía una costumbre con respecto a las bodas. Le confería el honor de oficiar la boda a una figura rabínica distinguida, ya sea un Rosh Yeshiva o un juez de un beit din, pero él mismo decía las sheva brajot, las siete bendiciones de la jupá. Y lo hacía con gran fervor y profunda concentración.

 

A las siete de la tarde, comenzó la ceremonia nupcial. El Rosh Yeshiva de Vizhnitz fue el mesader kidushín, el rabino oficiante. Entonces el Rebe dijo las Sheva Brajot. Y apenas culminó la ceremonia, la banda empezó a tocar la melodía que se toca siempre después de la jupá, y todos fueron a saludar a los novios y a sus padres.

 

Jaime a duras penas logró llegar hasta el Rebe, que iba bajando las escaleras asistido por sus gabaim. “¡Rebe, usted me prometió una bendición!”, exclamó Jaime.

 

El Rebe lo miró, alarmado. “Pero si ya te di la bendición…”.

 

“¿Cuándo?”, preguntó Jaime con temor

 

“Cuando recité la quinta de las sheva brajot te miré a ti: ‘Que la mujer estéril se alegre y se regocije en la reunión de sus hijos con alegría. Bendito eres Tú, Hashem, que alegra a Sion con sus hijos’. Te miré a ti. Es verdad que la bendición se refiere a Jerusalén, que es como una mujer estéril mientras sus hijos estén en el exilio sin el Templo Sagrado en Jerusalén. No pude darte una bendición convencional esta tarde porque entonces los ángeles la habrían obstruido. Así que los evité pensando en ti y en tu esposa cuando dije la bendición: ella también es la “mujer sin hijos”. Esta fuera una gran oportunidad. ¿Por qué no respondiste amén en ese momento?”.

 

“Rebe, por favor, bendígame de nuevo”, rogó Jaime.

 

El Rebe tenía lágrimas en los ojos. “Ojalá pudiera, pero por ahora se perdió la oportunidad. Quién sabe cuándo llegue la próxima oportunidad. Pero hay algo que puedes hacer. Aprende de esta lección y nunca más te olvides de responder amén, cada vez que alguien te bendiga o diga alguna bendición”.

 

Desconozco si Jaime tuvo hijos al final o no, pero ese no es el punto. La gente necesita grandes salvaciones. Cada día, dos veces al día, en la repetición de la Amidá que hace el jazán oímos bendiciones de sabiduría, riqueza, salud, salvaciones, obtener respuesta a nuestras plegarias, y mucho más. Quién sabe, tal vez en ese mismo momento, cuando el jazán (cantor) dice una cierta bendición, un regalo de abundancia está a punto de serte conferido, si tan sólo respondes “amén”.

 

¿Te falta un buen sustento, buena salud, hijos o pareja? ¿Te falta paz con los vecinos, con el jefe o con tu pareja? No te pierdas ni un solo amén. Deja el celular en el auto o en casa y no hables con nadie durante los rezos. Di amén en voz bien alta y bien clara después de cada bendición y verás grandes milagros muy pronto.

AMÉN!

 

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1. Manuel

11/19/2018

amen

Amén. Shalom

2. Manuel

11/19/2018

Amén. Shalom

3. Ernesto

8/23/2018

Excelente

Gracias.lo vamos a poner en práctica.shalom….

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