Sé feliz, cúrate – Tzav
El mes de Nisán es un mes de milagros. El mero hecho de ser feliz es en sí mismo una de las pociones curativas más poderosas posibles...
El mes de Nisán es un mes de milagros. El mero hecho de ser feliz es en sí mismo una de las pociones curativas más poderosas posibles...
Rabi Najman enseña que las historias pueden despertar a la gente del sueño espiritual. Una de las principales mitzvot de la noche del Seder es contar la historia del Éxodo...
En este mundo estamos en un estado de olvido y sueño espiritual y nuestro trabajo es tratar de despertar y recordar de dónde venimos y quiénes somos realmente.
Nuestra única opción es anhelar o desesperar. El dolor de anhelar sin alcanzar nuestro objetivo nos impulsa a rezar y a trabajar aún más duro. ¡No existe la desesperación!
Cuando la persona encuentra en sí misma puntos buenos y se juzga favorablemente, está verdaderamente elevando su posición a un juicio favorable.
En nuestro exilio actual, la única opción que tenemos es clamar ante Dios, tal como lo hicieron nuestros antepasados en Egipto. Así como Dios escuchó sus gritos, ¡sin duda, Él también escuchará los nuestros!
A menudo nos frustramos porque no logramos todo lo que queremos, o porque nos topamos con obstáculos que no esperábamos. En esos casos, ¡agarra lo que puedas!
Existe un gran debate en cuanto a si nuestros rasgos de carácter son innatos e inmutables, o si se van desarrollando a lo largo de nuestra vida. La Torá dice que ocurren ambas cosas..
Esta porción de la Torá es el canto de Moshe Rabbeinu, que nos enseña a convertir la Torá en una canción y en una plegaria.
No importa las dificultades que enfrentemos, siempre podemos renovarnos recordando todas las bondades que Hashem ha hecho por nosotros hasta ahora, y rezando por el futuro.
Cuando oímos la palabra “teshuvá”, solemos pensar en culparnos y golpearnos el pecho. Pero la verdadera teshuvá -el arrepentimiento- consiste en convertirnos en nuestro verdadero yo.
La parashá de esta semana nos muestra dos fundamentos de la vida: que no vivimos sólo de la comida, y que al suspirar podemos invitar a Dios a nuestra vida y cambiarla para mejor.